¡El gran dilema energético! ¿Cómo lograr precios asequibles y proteger el planeta?
París, 28 de marzo de 2023 – Capgemini publicó la 24ª edición anual de su informe Observatorio Mundial de los Mercados de Energía (WEMO, por sus siglas en inglés), realizado en colaboración con De Pardieu Brocas Maffei, Vaasa ETT y Enerdata. Según el informe, es urgente encontrar equilibrio entre dos factores igualmente importantes: la seguridad del suministro energético asequible y la lucha contra el cambio climático. El WEMO de 2022 analiza cómo lograr este equilibrio mediante la combinación de medidas a corto plazo y decisiones a largo plazo sobre la reforma del diseño del mercado energético, la sostenibilidad del suministro de energía y las condiciones de financiamiento favorables para las inversiones verdes a largo plazo. Las principales observaciones y recomendaciones del informe son:
Afrontar la crisis energética con la reducción de energía y el almacenamiento de gas a corto plazo
Tras la invasión rusa de Ucrania, el riesgo que representa la dependencia europea del gas ruso a largo plazo ha llegado a un punto crítico. La dependencia del gas ruso en Europa, especialmente en Alemania, se ha agravado en las dos últimas décadas por la reducción de la producción europea de gas y el aumento de su consumo. Esta situación se ha visto impulsada aún más por la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para avanzar en los objetivos de Cero Neto, el cierre de centrales nucleares tras el incidente de Fukushima y otras consideraciones económicas.
Actualmente, debido a la retirada forzosa del gas ruso en Europa, garantizar el suministro de gas durante el próximo invierno dependerá de tres factores: la capacidad de llenado de las instalaciones de almacenamiento (la legislación de la UE establece que las instalaciones de almacenamiento de gas deben estar llenas al menos al 80% de su capacidad antes del 1 de noviembre de 2022, incluida la instalación de Rehden); la identificación de los flujos de importación de gas[1]; y, sobre todo, la efectividad de las campañas de reducción del consumo de energía. Los incentivos al ahorro energético, que ya se han implantado en muchos países europeos, pueden propiciar cambios significativos.
Evitar la paradoja de las energías renovables a mediano y largo plazo
De acuerdo a los nuevos planes de la UE para acelerar el desarrollo de energías renovables con el fin de lograr la independencia del suministro ruso y la electrificación de la economía, se necesitarán €210 mil millones adicionales para inversiones energéticas de aquí a 2027. Actualmente, las tecnologías eólica y solar son las soluciones más prometedoras. [2]
Para Colette Lewiner, asesora sénior de Energía y Servicios Públicos de Capgemini: “Es necesario encontrar un cuidadoso equilibrio. Esto significa apostar por soluciones adecuadas a corto plazo, como la solar y la eólica, mientras que a largo plazo hay que construir grandes centrales nucleares de tercera generación o SMR[3] en países que puedan desarrollar dichos programas. Debemos ser realistas sobre las soluciones emergentes y el impacto que pueden tener. Por ejemplo, por razones económicas y técnicas, el hidrógeno no está en condiciones de cumplir su función de alcanzar cero emisiones netas para mediados de siglo. Por lo tanto, el hidrógeno verde debería reservarse para las industrias en las que es difícil reducir el CO2”.
De las soluciones renovables disponibles, la solar tiene un importante potencial de crecimiento debido a los avances con materiales y métodos innovadores para maximizar la energía solar, como las células bifaciales, las lentes integradas y los paneles solares invertidos, que pueden generar electricidad por la noche. Además, la instalación de paneles solares es más adecuada para las comunidades locales que los parques eólicos. Sin embargo, actualmente el 75% de todos los paneles solares fotovoltaicos (FV) de la UE provienen de China, lo que ha provocado, durante la última década, el declive de la producción fotovoltaica nacional de la UE. Europa debe ser cautelosa y no sustituir la dependencia del gas ruso por la de otros países, como China, en cuanto a componentes clave para la transición energética, como los paneles fotovoltaicos, las tierras raras y los metales raros, señala el Observatorio. Los gobiernos europeos deben crear las condiciones técnicas, financieras y regulatorias adecuadas para desarrollar industrias locales clave de vanguardia, como la producción de paneles fotovoltaicos y baterías, con el fin de recuperar la soberanía. Asimismo, debería acordarse una reforma sustancial del mercado eléctrico para fomentar las inversiones en generación con bajas emisiones de carbono.
Mientras tanto, la energía nuclear está renaciendo, ya que se considera una fuente de energía interna fundamental para la descarbonización de la electricidad y la estabilidad de la red eléctrica, y, a corto plazo, países como Alemania y Bélgica deberían mantener abiertos los reactores existentes. Según el informe, a mediano plazo, los gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos, Japón, la UE y China deberían seguir construyendo centrales nucleares y, al mismo tiempo, deberían establecerse sistemas de remuneración a largo plazo de la electricidad nuclear para alentar a los actores privados a invertir en esta industria.
La crisis energética también ha provocado un retraso en el cierre de las plantas de carbón, lo que aumenta las emisiones de CO2. Las tecnologías de captura, uso y almacenamiento de carbono (CCUS, por sus siglas en inglés) son una herramienta indispensable para gestionar estas emisiones, por lo que debe acelerarse la implementación y la inversión en plantas CCUS. En 2021, se anunciaron 97 nuevas plantas de CCUS en funcionamiento; Estados Unidos y Europa representan tres cuartas partes de todos los proyectos en desarrollo. La inversión debe continuar, ya que la capacidad de captura de carbono debe aumentar de aquí a 2030 para alinearse con el objetivo cero neto para 2050; en 2021 la capacidad anual de carbono sólo había alcanzado 40 MtCO2.
Intensificar la lucha contra el cambio climático
En Europa, los conflictos geopolíticos han acentuado la necesidad de desarrollar energías locales como las renovables, así como la nuclear en aquellos países que pueden desarrollar este tipo de proyectos. Aunque el uso del carbón ha aumentado, y es probable que las emisiones de GEI en 2022 y 2023 sean superiores a las de 2021, hay dos factores que podrían contrarrestar su impacto. En primer lugar, la eficacia del ahorro energético podría tener un impacto considerable en las emisiones de GEI. En segundo lugar, es probable que la desaceleración económica mundial del segundo semestre de 2022 reduzca el consumo de energía y las emisiones relacionadas con los GEI.
A pesar de estas tendencias, la voluntad política para combatir el cambio climático persiste y va en aumento por parte de los principales emisores a nivel mundial, como demuestran las medidas adoptadas por la UE, como Fit for 55 y REPowerEU, la Ley de Reducción de la Inflación de USD 430 mil millones de la administración Biden, y los planes climáticos nacionales actualizados de países como la India.
James Forrest, Líder Global de Energía y Servicios Públicos de Capgemini, señala: “Aunque en los últimos años se ha relegado la seguridad energética en favor de la lucha contra el cambio climático, la crisis actual representa una oportunidad para que los mercados energéticos mundiales y a los gobiernos aborden ambas cuestiones de manera simultánea. Al activar soluciones como la reducción energética, la energía solar y la eólica a corto plazo, y continuar con el desbloqueo de los mayores paquetes climáticos de la historia, podemos lograr avances significativos entre estas prioridades, igualmente importantes”.
El Observatorio Mundial de los Mercados de Energía (WEMO) es una publicación anual de Capgemini que hace un seguimiento del desarrollo y la transformación de los mercados de la electricidad y el gas en Europa, América del Norte, Australia, el Sudeste Asiático, India y China. La 24ª edición se centra en los factores detonantes y el impacto de varias crisis energéticas sucesivas, como la de Rusia y Ucrania, y las consecuencias del aumento de la inflación, sobre todo para Europa. Como en años anteriores, la última edición de WEMO también incluye información detallada sobre: los mercados de materias primas, el cambio climático y las políticas regulatorias; la transición energética y los avances en tecnologías limpias; las infraestructuras y la adecuación del suministro; el suministro y los clientes finales; los aspectos financieros; y el impacto de las crisis en las empresas de los sectores de servicios públicos y de petróleo y gas.
El informe, elaborado principalmente a partir de datos públicos en combinación con la experiencia de Capgemini en el sector energético, se basa en datos de 2021 y el primer semestre de 2022. Los equipos de investigación de Pardieu Brocas Maffei, VaasaETT y Enerdata han aportado sus conocimientos especializados sobre regulación y los hábitos de consumo de los clientes, así como datos de los mercados.