vie. Oct 18th, 2024

Carlos Sadness llevo sensibilidad a el Auditorio Nacional

La noche de ayer, el Auditorio Nacional vibró con la energía y la sensibilidad única de Carlos Sadness.

Desde el primer acorde, el público fue transportado a un universo donde los colores, los sonidos y las emociones se entrelazaban de manera sublime. Con un setlist que recorrió gran parte de su carrera, el artista catalán logró conectar profundamente con los asistentes, que no dejaron de corear ni un solo verso.

El concierto comenzó con fuerza: Bigbang se fusionó con Halepoppa y Perren, desatando una ovación inmediata. La atmósfera se volvió íntima con Choconata y Todo estaba bien, canciones que resonaban en cada rincón del auditorio.

A lo largo del concierto, el público fue testigo de colaboraciones especiales: Paloma se unió a Sadness en Miss Honolulu, aportando frescura y delicadeza a la interpretación, mientras que Rafa lo acompañó en El día te volviste, haciendo que el escenario brillara aún más. Un grupo de mariachis subió al escenario para tocar junto a Sadness, demostrando su aprecio por la cultura mexicana y desatando una nueva ola de entusiasmo entre los asistentes.

Este momento marcó un punto culminante en la noche, fusionando su sonido indie-pop con las raíces de la música tradicional mexicana.El segundo set no fue menos impactante. Pompeia y Días impares (junto a Melissa) añadieron un aire nostálgico pero vibrante. La dulzura de Morrita linda, también interpretada con Melissa, provocó sonrisas y aplausos, mientras que Vibramos y Adiós a los dinosaurios hicieron saltar y bailar a todos.

El cierre de esta fase con Monteperdido dejó al público con el corazón latiendo a mil por hora.Aunque parecía que todo había terminado, los gritos de “¡otra, otra!” trajeron de vuelta a Carlos Sadness para un encore inolvidable. Con Aloha, Feliz feliz y Te quiero un poco, la energía alcanzó su punto máximo. Finalmente, Electricidad cerró el espectáculo de forma épica, con el público cantando al unísono bajo una lluvia de luces que iluminaban el auditorio como estrellas en una noche clara.

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