Roger Waters despierta conciencia social en CDMX durante su gira «This Is Not a Drill»
Por: Karen Campos
El mundo está atravesando por momentos difíciles, desde una pandemia, la discriminación y asesinatos a minorías, una guerra, violación a los derechos humanos, explotación animal, noticias falsas y desinformación gracias a las redes sociales; sí, muchas cosas están pasando en nuestro entorno y es difícil darle foco y visibilidad a un problema a la vez, pero Roger Waters siempre ha sido muy abierto en cuanto a sus ideales políticos y sus deseos que el mundo cambie.
Y justo la gira «This Is Not a Drill» que lo trae de regreso a la Ciudad de México, es la plataforma perfecta para dar a conocer todos aquellos nombres y situaciones que agobian a la humanidad en la actualidad. Y bueno, si no estás de acuerdo con ver esto en un show será mejor que des la vuelta y vayas a un bar; esta última frase no la decimos nosotros, forma parte de la propia introducción del concierto, a la par que invita al público a que, en la medida de sus posibilidades, apague sus celulares.
Estamos bastante acostumbrados a mantener el teléfono frente a nosotros para grabar esos instantes, pero el show que trae Roger Waters vale la pena de verse sin distracciones, con el celular oculto en el fondo de la bolsa o guardado en el bolsillo del pantalón, ahí donde no incomode a nadie.
Así, en la pantalla en forma de cruz se presentaron imágenes de edificios destruidos y gente caminando sin rumbo, como si estuvieran adormecidos, momento perfecto para introducir a los más de 20 mil asistentes al mundo de Waters con «Comfortably Numb», un tema casi hipnótico que mantiene a la gente con la vista fija en aquellas imágenes, para luego dar paso a «The Happiest Days of Our Lives» y «Another Brick in the Wall Part 2».
La pantalla se pintó de rojo para mostrar las fotografías de aquellos mandatarios acusados de crímenes de guerra por aquellas malas decisiones tomadas durante sus mandatos, destacando las fotos de Donald Trump, George W Bush y el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Ese mismo color sirvió para destacar los nombres de aquellas personas pertenecientes a las minorías, asesinadas por crímenes menores, errores burocráticos y por racismo, estos momentos fueron musicalizados con «The Powers That Be» y «The Bravery of Being Out of Range».
Y Roger no perdió la oportunidad de invitar a Biden y Vladimir Putin a ir a un bar y sentarse a dialogar, para terminar con la guerra, además de pedir la libertad de Julian Assange y destacar la necesidad de respetar los derechos humanos de todos.
Antes de interpretar «The Bar», Waters agradeció a su público en español por comprar los boletos en 2020, año en el que se realizarían los conciertos, pero que no pudieron ser a causa del Covid-19, aun así el músico se mostró emocionado por la calidez de la gente, y es que le bastaba con alzar ambas manos para tener a una multitud de gente alzando su puño al aire y dirigirlo a él a la par que coreaban temas como «Wish You Were Here» y «Shine On You Crazy Diamond», al mismo tiempo que se emocionaron al ver en las pantallas las imágenes de Pink Floyd en su juventud mientras resonaba por todo el Palacio de los Deportes «Have a Cigar».
Roger Waters también destacó el tema de la crueldad animal, presentó algunos tuits de protesta en la pantalla, mientras una oveja gigante flotó alrededor de todo el Domo de Cobre, llevando su mensaje a cada rincón del lugar con el tema «Sheep». Y con los ánimos encendidos llegó una pausa.
El intermedio era algo que solo podía recordar de las funciones de cine durante los años noventa, y Roger materializó ese recuerdo, pues las luces se encendieron, la pantalla anunció que tendríamos un intermedio y la gente dejó de gritar para salir a recargar motores. Fueron casi treinta minutos aprovechados para revisar redes sociales, enviar mensajes y darle la bienvenida al cerdo volador con la leyenda «Roban a los pobres para darlo a los ricos».
Las luces se apagaron de nuevo, el cerdo seguía flotando por el Palacio de los Deportes, y Roger reapareció vestido con una chamarra de cuero negra, lentes negros y acompañado de dos «soldados», para interpretar «In The Flesh». Así cayeron los banderines negros con los clásicos martillos cruzados y también sacó un arma falsa.
El público celebró y se entregó en cada momento que Roger y su banda interpretaban los temas de «Pink Floyd» como «Money», «Us and Them», «Any Colour You Like» y «Eclipse», el ánimo no decayó durante ningún momento.
El gran final llegó con una reinterpretación de «The Bar» y «Outside the Wall», cada uno de los integrantes de su grupo tomó sus instrumentos y desfilaron detrás de Roger Waters alrededor del escenario, mientras en la pantalla se mostró su nombre y el instrumento del cual se hicieron cargo esa noche. El público gritó y ovacionó a cada uno, hasta que el desfile de músicos llegó tras bambalinas y la pantalla se oscureció, dando por concluido el show.
Durante una parte del concierto, después de beber un poco de mezcal, Waters mencionó que han estado de gira durante 14 semanas y siempre se dice «espera a que lleguemos a México», y es que es impresionante ver de qué forma mueve al público, casi programados para hacer lo que el músico quiere con tan solo alzar los brazos, la pasión que desata es indescriptible, mágica y casi hipnótica. Roger Waters ama a México y México ama a Waters.