sáb. Jul 12th, 2025

Hanging House Una obra maestra suspendida entre el cielo, el bosque y el agua

Ubicada en la exclusiva zona de El Coporito en Valle de Bravo, esta residencia redefine el concepto de lujo contemporáneo inmerso en la naturaleza. En un terreno de 5,400 m², rodeado de vegetación nativa y con vistas abiertas al lago, surge Hanging House, un proyecto residencial de 2,700 m² de construcción que parece flotar entre peñones de roca y espejos de agua.

Compuesta por dos grandes volúmenes principales que alojan las recámaras y las amenidades, y un tercer volumen independiente para el auditorio musical, “la propiedad colinda en su zona más baja con el Club del Lago: un espacio rodeado por un lago privado que incluye playa artificial, cancha de pickleball, zonas de descanso y contemplación”, explica Luciano Gerbilsky, director general del despacho Gerbilsky Weingber.

“Quisimos crear un santuario donde el agua, la música y la arquitectura se conectaran con el alma”, explica Sandra Wainberg, directora de interiorismo y paisajismo del despacho. “El lago no es sólo un espejo de agua, es una experiencia sensorial que atraviesa toda la propiedad.”

Entre sus amenidades destacan 5 recámaras de lujo, cava, spa, cine, gimnasio, terrazas panorámicas, alberca con jacuzzi, y el auditorio musical. Todo está diseñado para ser vivido con profundidad, en un entorno que celebra el arte, la calma y el diseño atemporal.

Una de las características más impactantes del proyecto es su paisajismo integral, estructurado como un circuito hidrológico que inicia en la entrada y fluye en ríos y cascadas naturales hasta desembocar en el lago artificial que enmarca la propiedad como un lienzo.

“Lo que más nos enorgullece de Hanging House es su manera de desaparecer en el paisaje. Suspendimos los volúmenes sobre peñones naturales, lo que no sólo evita intervenir la topografía, sino que permite que cada espacio goce de luz, privacidad y una vista escénica sin igual”, comenta Luciano Gerbilsky, director general del despacho.

El nombre “Hanging House” responde precisamente a esta propuesta estructural: cubiertas monumentales en diferentes planos que parecen suspender los espacios habitables en el aire, provocando un efecto visual en el que la casa no se posa, sino que flota.

Desde cualquier ángulo interior, la arquitectura enmarca el paisaje como si cada ventana fuera un cuadro vivo del lago, del bosque o del cielo. La casa no se impone al terreno; lo revela.

Es un manifiesto de respeto a la tierra y al agua, donde cada detalle —desde la paleta de materiales hasta la iluminación— ha sido pensado para dialogar con el entorno sin estridencias. Hanging House no sólo es un hogar: es una experiencia de arquitectura emocional y una oda a la contemplación, donde vivir es un acto de belleza cotidiana.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *