Los sonidistas César González Cortés, Alejandro Díaz Sánchez y Daniel Rojo están nominados por darle una personalidad sonora única a la película dirigida por Pierre Saint Martin
Dentro del equipo de una producción cinematográfica, los encargados de trabajar en su sonido tienen la árdua tarea de hacer que todo lo que se ve, y más aún lo que no se ve, se escuche. En el caso de NO NOS MOVERÁN esto incluía, entre otras cosas, darle forma a la sordera y los desmayos de la protagonista, además de toda la atmósfera que envuelve a la película, pero ¿cómo lograr que eso se integre perfectamente con la imagen para introducir al espectador en lo que está sucediendo?
Una vez que la película estuvo filmada y editada, ese material llegó al equipo de Diseño Sonoro, que se encargó de hacer el montaje de sonido: cuando alguien agarra un plato, si mueven una mesa, los ambientes alrededor con lo que se escucha y no vemos, las cosas que suenan y los efectos subjetivos. Una vez que ya se tenía todo ese montaje de sonido, el equipo se dedicó a articularlo en una gran idea cinematográfica.
Ese proceso requirió 1,300 horas de trabajo y casi todo se grabó en campo, incluyendo ambientes de Tlatelolco, pasos de sandalias en cocineta, caídas de bultos y bocinas con música estridente para capturar la naturaleza de cada sonido en su contexto.
Lo más difícil fue encontrar la identidad sonora de los desmayos de la protagonista, ya que eran varios y distintos entre sí porque aunque comparten elementos no suenan igual, además de que eran muy importantes conceptualmente. También se debía recrear solo con sonido lo sucedido en Tlatelolco durante el Movimiento del 1968, lo cual consta de material de archivo y era difícil porque había que recrear “cómo sonaba” esa época.
Todas las secuencias en sí mismas tienen algo en particular que es muy específico, por ejemplo, está el personaje de Vaquero, construido a través de sonidos como los de su chamarra de piel, sus botas y las espuelas de estas; se debía crear su personalidad a través de esos efectos de sonido. O las palomas que aparecen, sonorizadas con grabaciones de palomas encontradas en las calles, incluso se capturó a una para grabar cuidadosamente los ruidos que hacía.
Posteriormente, todas esas sesiones junto a los diálogos se trabajaron durante 250 horas de revisiones, de las cuales al menos 30 fueron para platicar con el director acerca del resultado que esperaba. Finalmente, se destinaron 100 horas más para mezclar el sonido de la película en otro estudio.
NO NOS MOVERÁN está nominada al Premio Ariel a Mejor Sonido, siendo la primera nominación para César González Cortés y Alejandro Díaz Sánchez, quien hace historia como el nominado más joven en esta categoría. También es la tercera nominación para Daniel Rojo (“Tótem”, “El Sueño del Mara’akame”).
Durante siete años, el equipo de sonido ha trabajado en películas de 12 países que se han presentado en algunos de los festivales de cine más importantes del mundo como los de Cannes, Venecia, Berlín, Sundance y South by Southwest, y en México en los de Morelia, Guadalajara y Guanajuato. Su filmografía incluye la también multinominada al Ariel “Corina”, los cortometrajes ganadores de dicho premio “Apnea” y “Norte”, y cintas internacionales como “Gasoline Rainbow”, “A Still Small Voice”, “Predators”, “Los Inocentes” y “Boreal”, al igual que colaboraciones en edición de sonido para las ganadoras del Oscar “Nomadland” y “Sound of Metal”.