Por Karen Campos
El renovado Estadio GNP (antes Foro Sol) dio la bienvenida a los fanáticos del rock en español el fin de semana para vibrar con la música de Caifanes, una de las bandas mexicanas más icónicas de la escena del rock.
Y es que, a pesar de contar con más de 35 años de trayectoria, esta fue su primera presentación en solitario dentro de tan importante recinto en la CDMX, y sin duda, ninguno de sus fans podía faltar a esta cita. Ellos se hicieron presentes en cada calle a los alrededores del Estadio GNP, y emocionados, buscaron la mejor forma de llegar al lugar.
Aunque el boleto indicaba que el inicio del concierto sería a las 9 pm, el espectáculo comenzó a las 9:20 pm, y las luces del estadio no se apagaron como es habitual en cada concierto. Simplemente, Saúl Hernández salió al escenario y comenzó a interpretar “Miedo”, una canción que logró estremecer a la audiencia.
Después, las luces se apagaron por completo, pero el público encendió las linternas de sus celulares para dar la bienvenida al resto de la banda durante “Viento”. Las pantallas se encendieron durante “Antes de que nos olviden” y proyectaron diversas imágenes de marchas en contra de la violencia que se vive en el país, desde desapariciones forzadas hasta asesinatos a periodistas, culminando con la proyección de la bandera de México, momento que arrancó gritos de emoción del público.
“Para que no digas que no pienso en ti”, “Nubes” y “Detrás de ti” continuaron en esta noche en la que el rock en español se apoderó, por primera vez desde su remodelación, del Estadio GNP, donde las voces del público lograron estremecer cada rincón del lugar. Guillermo Briseño fue el primero de los invitados especiales de la noche con “María de mis alquimias”.
En cada concierto, Caifanes proyecta el video de “Canción sin miedo”, interpretada por Vivir Quintana, como muestra de apoyo a la oleada de desapariciones forzadas y feminicidios. Este es el momento que el grupo aprovecha para darle voz a las mujeres, y en esta ocasión especial, invitaron a Vivir Quintana a subir con ellos al escenario, ofreciendo una interpretación que conmovió a la audiencia. Tampoco podía faltar el homenaje a una de sus seguidoras que tomó la decisión de abandonar el plano terrenal, a quien le dedicaron “Inés”.
Saúl destacó la presencia de los pequeños fans entre el público; incluso, según las palabras del músico, había una niña de dos años muy atenta a lo que pasaba en el escenario. “Que nuestros pequeños lleguen más lejos que lo que sus sueños sueñan, lleguen más lejos de lo que los cuentos cuentan, mucho amor para todos ellos”, agregó antes de interpretar “Ayer me dijo un ave” y “Detrás de los cerros”, otra de las canciones que puso a cantar al GNP.
Saúl recordó que, en sus inicios, Botellita de Jerez les dio la oportunidad de abrir varios de sus conciertos, así que, emocionado, dio la bienvenida a Sergio Arau para poner a cantar a los fans con “Alármala de tos”.
Aunque una ligera lluvia se hizo presente toda la noche, no logró ahuyentar a la gente, que dejó sus cómodos lugares para corear “Cuéntame tu vida”, “Mátenme porque me muero”, “De noche todos los gatos son pardos”, “Aviéntame”, “Perdí mi ojo de venado” y “Afuera”. Es difícil decir cuál fue la más coreada, pues toda esa parte del set contó con el apoyo incondicional de las voces del público.
La gente iluminó de nuevo el Estadio GNP pidiendo el regreso del grupo al escenario, quienes se tomaron unos minutos para recargar energías. Fue Diego Herrera en el saxofón quien se paró en medio del escenario e interpretó un fragmento del Himno Nacional, que se dejó escuchar en las voces del público, quienes lo cantaron con orgullo, respeto y, sobre todo, emoción.
Una fotografía de Juan Gabriel adornó las pantallas durante “Te lo pido por favor”, y una vez más, los fans tomaron la batuta en los coros durante “Aquí no es así”. La emoción continuó en “No dejes que”, “La célula que explota” y “La negra Tomasa”, canción con la que cerraron su setlist.
Pero, mientras se despedían y agradecían a su público, “Imagine” de John Lennon sonó; algunas luces de celulares se encendieron, y tanto el público como la banda no pudieron evitar entonarla. Al mismo tiempo, la banda y la gente agradecieron las más de dos horas y media de duración del concierto.
Así fue como Caifanes, una vez más, logró reafirmar su lugar dentro de la escena musical de México. También demostraron que, no importa cuánto tiempo pase, ellos seguirán sorprendiéndose con su poder de convocatoria, por escuchar a sus seguidores —sin importar la edad— interpretar sus temas con la emoción que lo hicieron la noche del 31 de agosto de 2024.el 31 de agosto de 2024.