La película estrena en varias salas, incluyendo Cinemex, Cineteca Nacional y circuito cultural
“Concierto para otras manos” es un documental que, con honestidad y sensibilidad, relata la historia de David González Ladrón de Guevara, un joven que nació con Síndrome Miller, una inusual condición genética que produce discapacidad motriz y auditiva.
Antes de su estreno en Cineteca Nacional, sedes selectas de Cinemex y circuitos independientes en varios estados del país, a partir del 10 de julio, la película ha sido nominada al Premio Ariel en la categoría de Mejor Largometraje Documental, lo cual siginifica otro logro importante para esta cinta distribuida por Benuca Films a cargo de Fernando Montes de Oca, también Productor Asociado de la misma.
David nació en una familia de músicos y desde pequeño tuvo el deseo de tocar el piano como su padre, José Luis González Moya, un reconocido pianista y compositor, quien lo creía imposible debido a los prejuicios de su formación.
Como si se tratara de una sinfonía estructurada en cuatro movimientos y una coda, la película narra el viaje que padre e hijo emprendieron para superar obstáculos, entendiendo las limitaciones como posibilidades creativas y transformando sus paradigmas. Este camino en conjunto culmina con un nuevo reto para David: consagrarse como pianista al estrenar el Concierto para Piano a 8 Dedos y Orquesta, una pieza que su padre compuso especialmente para él.
Ernesto González Díaz, director y guionista de la película, conoció a David mientras se preparaba para este desafío, interesándose por llevar esta poderosa historia a la pantalla.
“Fue un proceso de cinco años cuyo resultado es este largometraje documental, Concierto Para Otras Manos, el cual retrata la unión entre un padre y su hijo a través de la música, explora las expectativas parentales y las aspiraciones del hijo de seguir el camino musical de su padre, resalta la perseverancia, la disciplina y el amor por la música como valores clave, donde las diferencias se convierten en oportunidades para alcanzar un sueño en común”, comparte el director.
“Nunca había visto a una persona como David, un joven con brazos cortos y dispares, manos pequeñas con cuatro dedos, que además llevaba un voluminoso aparato auxiliar auditivo. Pero lo que verdaderamente me sorprendió fue el virtuosismo y la emotividad con la que tocaba el piano, haciendo uso de una técnica tan única como sus manos”, agrega Ernesto González Díaz.