cinematográfica de la mafia, la salsa neoyorquina de los 70, iconos actuales como Kendrick Lamar-, pero con un sonido contemporáneo. El álbum se siente como la banda sonora del momento actual de Nathy, que amplía fronteras y desafía las expectativas de su oficio. También es el resultado triunfal de un viaje profundamente personal.
El tema más destacado, “La Presa”, es una canción de salsa en la línea clásica de Héctor Lavoe o Rubén Blades. Es una colaboración con los compositores y productores venezolanos Servando Primera y Yasmil Morrufo, y cuenta con los coros de nada menos que Jerry Rivas, Luisito Carrión y miembros de El Gran Combo de Puerto Rico. Es raro escuchar a una joven artista interpretar una canción de salsa desde el punto de vista de una mujer. Además, Nathy impregna de sátira y humor negro lo que podría ser un mero tropo romántico.
En “Manhattan”, con la colaboración del artista de trap argentino Duki, se eleva por encima de quienes la odian. Es raro oír a Nathy dirigirse a ellos sin rodeos, pero una vez más se mantiene fiel a sus experiencias de los últimos cuatro años como parte de su cruda honestidad. Envidia”, precedida por una introducción de C. Tangana, es también una toma teatral, incluso humorística, de lo venenosa que puede llegar a ser la sociedad. “El humor es lo que me mantiene viva, lo juro”, dice Nathy sobre reír la última. “Dios siempre te dará una oportunidad, pero depende de ti si la aprovechas o si malgastas tu energía preocupándote por los asuntos de los demás”.
En una industria a menudo caracterizada por la superficialidad, la autenticidad de Nathy brilla, recordándonos que se puede ser una mujer poderosa y ambiciosa a la vez que se muestra vulnerabilidad y se es abierta a la hora de navegar por los desafíos de la vida.
En esa línea, “El día que perdí mi juventud” es una nostálgica canción acústica que recuerda al pionero del rock argentino Litto Nebbia. Cuenta con la guitarra del productor Dev Hynes (que graba bajo el nombre artístico de Blood Orange). Nathy y Hynes, que ha producido para Solange, Sky Ferreira, la grabaron juntos en su estudio casero de Londres.
El álbum debut de Nathy ‘Calambre’, aclamado por la crítica en 2020, la catapultó a la fama y al éxito, ganando el premio al “Mejor Álbum Alternativo” en los Latin GRAMMY 2021, cosechando éxitos con Bizarrap, C. Tangana y Tiago PZK, actuando en Coachella, agotando las entradas de dos Movistar Arenas en Buenos Aires y realizando giras por toda España. Pero el celo que la caracteriza y su extenuante ética de trabajo tuvieron un coste personal. Entre actuaciones, acuerdos con marcas y lanzamientos de nueva música, en 2022 y 2023 se puso rápidamente a trabajar en la escritura y producción de nuevo material que serviría como álbum de continuación. “Está arraigado en mí, soy una mujer fuerte, pero perdí la noción de mi propia humanidad”, dice sobre sus altos estándares autoimpuestos, que junto con las presiones de la industria, y una serie de desamores románticos, comprometieron su salud mental y la dejaron emocionalmente insatisfecha. “Era como un robot que se decía a sí misma: ‘Soy una gladiadora’. Pero tuve que volver a aprender a disfrutar de las cosas sencillas de la vida que no eran trabajo”.