¡Ay, mamá! Tito Doble P encendió la Ciudad de México con todo su poder: desde sus corridos bélicos hasta ritmos de dembow y, claro, esas rolas que nos tienen entre el amor y el desamor.
Cada canción fue una descarga de pura adrenalina, una vibra que te recorría de pies a cabeza mientras los metales hacían retumbar el Palacio.
La multitud, encendida, no paraba de corear; Tito supo cómo conquistar a una ciudad tan grande y exigente como la CDMX.
Y, como era de esperarse, no faltaron los invitados sorpresa que le dan ese sello a cada show.
Esa noche, Armenta y “Payo”, la voz inconfundible de Grupo Frontera, hicieron su aparición triunfal. El público explotó en gritos y aplausos, las gargantas se quedaron al límite de tanto cantar.
Una noche que se sintió corta para tanta energía.