Nuevo Estudio: El consumo de almendras puede beneficiar la funcionalidad de la microbiota intestinal

 

Comer almendras aumentó las concentraciones de butirato en adultos saludables 

CDMX a 19 de octubre de 2022.- El progreso científico para entender la microbiota intestinal humana entusiasma a expertos en nutrición y salud gastrointestinal. Aunque los investigadores saben que la dieta impacta positivamente al microbioma intestinal, ayudando a mejorar la salud y prevenir enfermedades, siguen descubriendo los mecanismos de cómo sucede esto.  Nuevas investigaciones sobre almendras pueden ser otra pieza clave del rompecabezas. Un estudio clínico investigó cómo la microbiota intestinal aprovecha la fibra de las almendras para producir butirato, un producto específico de la microbiota asociado con diversos beneficios a la salud. 

Nuevas investigaciones hallaron que consumir almendras aumenta significativamente el butirato, un tipo de ácido graso de cadena corta (AGCC) benéfico que se genera en el colon. El butirato, el cual produce la microbiota en el intestino cuando digiere fibra, es la principal fuente de combustible para los colonocitos, que son las células que recubren el colon, y pueden desempeñar un papel importante en múltiples procesos relacionados con la salud humana, incluyendo mejora en la calidad del sueño y combate contra la inflamación, y se ha asociado con un menor riesgo de cáncer de colon ,.  El consumo de almendras también aumenta significativamente la cantidad de deposiciones. Una deposición regular se asocia con un sistema gastrointestinal con buen funcionamiento.

Un equipo de investigadores dirigido por el Profesor Kevin Whelan de King’s College London se dispuso a determinar qué impacto tienen las almendras enteras y molidas en la composición de la microbiota intestinal, su diversidad y el tiempo del tránsito intestinal. El estudio fue financiado por el Almond Board of California.

“Parte de la forma en que la microbiota intestinal impacta la salud humana es a través de la producción de ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. Estas moléculas actúan como una fuente de combustible en el colon, regulan la absorción de otros nutrientes en el intestino y ayudan a equilibrar el sistema inmunológico”, explicó el Dr. Kevin Whelan, Profesor de Tratamientos Dietéticos en King’s College London.

En este estudio, los investigadores inscribieron a 87 participantes adultos, hombres y mujeres, de entre 18 y 45 años, quienes se describieron como consumidores regulares de snacks (2 o más veces al día). Los participantes consumían una dieta típica más baja en fibra de lo recomendado y fueron evaluados para saber si cumplían con criterios de exclusión.  Cada grupo estaba conformado por 29 participantes; el grupo uno recibió 56 g/día (alrededor de 2 oz./día) de almendras naturales; el grupo dos, 56 g/día (alrededor de 2 oz./día) de almendras molidas (harina de almendras), y el grupo de control comió snacks con el mismo contenido energético (2 muffins al día). Se pidió a los participantes que consumieran los snacks del estudio, en vez de los que acostumbraban, dos veces al día durante 4 semanas. Tomaron al menos 100 mL de agua con cada snack.

Entre los resultados medidos se encontraron abundancia relativa de bifidobacteria fecal, composición y diversidad de la microbiota fecal, AGCC fecal, tiempo de tránsito intestinal, pH intestinal, deposiciones (tanto frecuencia como consistencia) y síntomas intestinales.

Un subgrupo de 47 participantes se sometió a medición inicial de tiempo de tránsito intestinal, pH y presión con una cápsula de motilidad inalámbrica; 41 participantes completaron la medición final.  Otro grupo de 31 participantes se sometieron a análisis de masticación, diseñado para evaluar el impacto que tiene la forma de la almendra (entera vs molida) en la distribución del tamaño de las partículas y la liberación de lípidos tras la masticación.  Se analizó la composición de la microbiota fecal y no hubo diferencias significativas entre los filos o géneros entre los grupos de bacterias en la medición inicial. Asimismo, ya fuera en forma entera o molida, las almendras no aumentaron la abundancia de bifidobacteria fecal cuando se comparó con el snack de control. Sin embargo, un estudio anterior reportó que las almendras aumentaron la diversidad del microbioma, al tiempo que redujeron los niveles de bacterias potencialmente dañinas.

Para los metabolitos de la microbiota intestinal, los investigadores no hallaron diferentes significativas entre los grupos para AGCC total o individual.  En el análisis estadístico realizado, el butirato fue significativamente más alto entre todos los consumidores de almendras en comparación con aquellos que consumieron los snacks de muffins.  No hubo diferencia significativa en el tiempo de tránsito intestinal, ni se observó diferencia en el pH del intestino delgado o del colon.  Los consumidores de almendras enteras experimentaron una diferencia significativa en la frecuencia de deposición, con 1.5 evacuaciones adicionales por semana.  No hubo diferencias en ninguno de los grupos en incidencia o gravedad de síntomas gastrointestinales comunes.  

En resumen, el Profesor Whelan y sus colegas hallaron que los participantes del estudio que consumieron almendras tuvieron un aumento significativo en el nivel de butirato y en la frecuencia de las deposiciones. Las almendras fueron bien toleradas y no resultaron en síntomas gastrointestinales, lo que indica que el consumo de almendras puede ser una forma de aumentar el consumo de fibra sin causar efectos secundarios. Esto sugiere alteraciones positivas en la funcionalidad de la microbiota. 

“Creemos que estos hallazgos sugieren que el consumo de almendras puede beneficiar el metabolismo de una forma que tiene el potencial de influir en la salud humana”, dijo el Profesor Whelan.

Limitantes de este estudio se observan tanto en la distribución de sexo de los voluntarios (más del 86% eran mujeres) como en la edad (la edad promedio de los participantes fue 27.5 años). Los investigadores reconocen que sus hallazgos no son necesariamente generalizados para hombres o poblaciones de mayor edad.

Las almendras aportan fibra (12.5 / 3.5 g por porción de 100 g / 30 g) y 15 nutrientes esenciales, incluyendo (por porción de 100 g / 30 g): magnesio (270 / 81 mg), potasio (733 / 220 mg) y vitamina E (25.6 / 7.7 mg), haciendo de ellas un perfecto y nutritivo snack que promueve la salud intestinal.

Estudio de un vistazo:

El estudio 

  • Los investigadores exploraron el efecto prebiótico de las almendras y el impacto potencial que tenía el procesamiento de almendras en este efecto en un estudio controlado, aleatorizado, de diseño paralelo, de 3 grupos, con duración de 4 semanas donde los participantes seguían su vida cotidiana.  
  • 87 adultos saludables participaron y recibieron ya fuera 56 g al día de almendras enteras, 56 g al día de almendras molidas o un snack de control (muffin) de contenido calórico similar.
  • Las mediciones iniciales y finales incluyeron composición y diversidad de la microbiota fecal, ácidos grasos de cadena corta, compuestos orgánicos volátiles (COV), tiempo de tránsito intestinal, deposiciones y síntomas intestinales (n=87). De un subgrupo (n=31) se midió el impacto que tiene la forma en la que se consume la almendra, entera o molida, en la distribución del tamaño de las partículas (DTP) junto con la liberación de lípidos prevista.


Resultados

  • Los investigadores no observaron diferencias significativas en la abundancia de bifidobacteria fecal tras el consumo de almendra en cualquier de sus formas o el snack de control. Los consumidores de almendras (tanto molida como entera) tuvieron un nivel de butirato más alto (24.1 µmol/g; SD 15.0 µmol/g) en comparación con el grupo de control (18.2 µmol/g, SD 9.1 µmol/g; p=0.046).
  • Las almendras no tuvieron efecto en la microbiota intestinal a nivel de filios o diversidad, tiempo de tránsito intestinal, consistencia de deposición o síntomas intestinales. Tres COV aumentaron tras el consumo de almendras en comparación con los muffins de control, pero este cambio no fue estadísticamente significativo. 
  • Las almendras molidas resultaron en DTP significativamente más pequeña y en una liberación de lípidos prevista más alta (10.4%, DT 1.8%) en comparación con las almendras enteras (9.3%, DT 2.0%; p=0.017).
  • Del subgrupo que participó en el estudio de masticación, el análisis de DTP demostró una interacción significativa entre las almendras enteras y el tamaño de las partículas en DTP; sin embargo, las almendras molidas comercialmente no difirieron en su bioaccesibilidad de nutrientes en comparación con las almendras enteras. 
  • Las pruebas post-hoc mostraron que los participantes en el grupo de almendras enteras tuvieron ingestas más altas de ácidos grasos monoinsaturados, fibra total, potasio, junto con otros nutrientes cuando se comparan con los participantes del grupo de control. De forma similar, los consumidores de almendras molidas tuvieron ingestas más altas de ácidos grasos monoinsaturados, fibra total y otros micronutrientes.

Conclusión

  • Los participantes que consumieron almendras experimentaron diferencias pequeñas pero significativas en la frecuencia de deposiciones, así como aumentos significativos en la cantidad de butirato en el colon. Los investigadores sugieren que estos hallazgos sugieren alteraciones positivas en la funcionalidad de la microbiota. El impacto del consumo de almendras en el metabolismo bacteriano tiene el potencial de influir en la salud humana.
  • Estos resultados han llevado a analizar cómo las almendras pueden beneficiar a adultos mayores y personas con estreñimiento, ya que se sabe que dichas poblaciones tienen menores niveles de bifidobacterias que adultos más jóvenes y saludables y personas sin estreñimiento.

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