El Auditorio Nacional volvió a ser testigo de una noche mágica y llena de nostalgia con el regreso de Los Fabulosos Cadillacs. El recinto, con su aforo completamente lleno, vibró desde el primer momento con los icónicos ritmos de la banda, que ofreció un recorrido por sus mayores éxitos. La energía del público fue correspondida con creces por un Vicentico que, a pesar de llegar al escenario con bastón debido a una reciente cirugía en la cadera, demostró una vez más ser un frontman de raza. Con una actitud admirable, en los momentos de mayor intensidad abandonaba su apoyo para entregarse por completo al escenario, cantando y conectando con la multitud, lo que generó una ovación tras otra de un público que coreaba cada canción con emoción.
La setlist fue un viaje en el tiempo perfectamente ejecutado, con los clásicos que han definido a generaciones. No faltaron joyas como “Vasos Vacíos”, “Matador” y el siempre explosivo “El Satánico Dr. Cadillac”. El concierto, parte de su gira por Latinoamérica, reafirmó el inmenso legado y la vigencia de la banda. Fue una celebración colectiva donde la música actuó como un bálsamo, demostrando que, a pesar del paso de los años y algún que otro achaque, la fiesta ska y la potencia de Los Fabulosos Cadillacs están más vivas que nunca.
