Ciudad de México, 7 de agosto de 2025.– Cada vez es más común escuchar sobre medicamentos inyectables para bajar de peso. La obesidad afecta a más de la mitad de los adultos en México y se ha convertido en un problema serio de salud.1 Por eso, cada vez hay más interés en encontrar opciones que ayuden a detener su avance y a mejorar el bienestar de las personas. Sin embargo, antes de considerar cualquier tratamiento farmacológico, es fundamental comprender que no todas las opciones son adecuadas para todas las personas. Y, sobre todo, que el uso de estos medicamentos debe realizarse únicamente bajo supervisión médica especializada.
Entre las alternativas más conocidas se encuentran los agonistas del receptor GLP-1, una clase de medicamentos que imitan la acción de una hormona intestinal que regula el apetito, la saciedad y los niveles de glucosa en sangre.2 Fármacos como semaglutida, liraglutida, dulaglutida o tirzepatida han sido ampliamente utilizados para el tratamiento de la diabetes tipo 2, y en años recientes se ha demostrado su eficacia en la pérdida de peso en personas con sobrepeso u obesidad.3
Aunque fueron desarrollados para el control glucémico, los agonistas del receptor GLP-1 han mostrado efectos clínicamente significativos en la reducción de peso. Un estudio publicado en The Lancet en 2017 con más de 300 personas con diabetes tipo 2, demostró que quienes recibieron semaglutida semanal en dosis de 0.5 a 1.0 mg, lograron perder en promedio entre 3.7 y 4.5 kg en un periodo de 30 semanas.4
En 2021, el New England Journal of Medicine publicó un ensayo clínico con 1,961 adultos con sobrepeso u obesidad. Aquellos que recibieron 2.4 mg semanales de semaglutida durante 68 semanas, reportaron una pérdida de peso promedio de 15.3 kg. 5
Un enfoque médico, integral y personalizado
A pesar de su eficacia, el uso indiscriminado de estos medicamentos conllevan riesgos. Náuseas, vómitos, diarrea, deshidratación, desequilibrios metabólicos y alteraciones en la regulación de la insulina son solo algunos de los efectos adversos que pueden presentarse, sobre todo cuando no existe una valoración médica previa ni un monitoreo adecuado.
“El uso de cualquier tratamiento farmacológico debe realizarse bajo prescripción médica y con seguimiento continuo. Los agonistas del receptor GLP-1 no son la excepción. Son fármacos que requieren evaluación clínica, criterio médico y acompañamiento especializado”, explica el Dr. Luis Jesús Dorado, especialista en nutrición clínica y manejo integral de la obesidad.
Hoy más que nunca es importante poner en el centro a la persona. No todos los pacientes son candidatos a estos tratamientos, y asumir que la misma fórmula aplica para todos es un error que puede poner en riesgo la salud. El abordaje de la obesidad debe ser individualizado y considerar factores como comorbilidades, historia clínica, composición corporal, entorno emocional y estilo de vida. Como señala el Dr. Dorado, “la obesidad no se trata solo de peso; se trata de salud, bienestar y calidad de vida”.
Con las redes sociales, estos medicamentos se popularizan rápidamente y muchas veces son presentados como soluciones milagrosas. Por esta razón es esencial mantener una postura crítica e informada, y si no se acompañan de un plan integral que incluya alimentación personalizada, actividad física regular y atención psicológica, los resultados pueden ser temporales y, en algunos casos, contraproducentes. Suspender el tratamiento sin una estrategia médica definida puede provocar una rápida recuperación del peso perdido y afectar el estado general de salud.
“El tratamiento del sobrepeso y la obesidad no se limita a reducir kilos. Implica trabajar con el paciente desde un enfoque integral, compasivo y basado en evidencia. Solo así podemos generar cambios sostenibles que mejoren su salud metabólica, su bienestar emocional y su calidad de vida”, concluye el Dr. Dorado.
Para más información o para agendar una consulta con el Dr. Luis Dorado, comunícate vía WhatsApp al 55 8009 8627 o síguelo en su cuenta de Instagram @drluisdorado.