Una experiencia donde el arte y el sabor se encontraron en un mismo gesto

El Salón Interlomas fue el escenario de una velada que superó la expectativa gastronómica para convertirse en un encuentro de sensibilidad, propósito y exquisitez. El 3 de diciembre, Happy World México by Ale Pliego presentó un ronqueo de atún rojo que conjugó técnica ancestral, alta cocina y una causa que honra la vida, reuniendo a chefs de gran talento, coleccionistas de arte y amantes del buen vivir.

La noche inició con un cóctel que abrió paso al momento central: el ronqueo. El Chef Hugo Jiménez ejecutó con precisión el corte del Atún Aleta Azul del Pacífico (Thunnus orientalis), una especie de la más alta categoría gastronómica, criada bajo los más estrictos estándares de frescura y calidad en Baja California. 

Su presencia en la mesa fue posible gracias a Bluefiná, the World’s finest Blufin, productor reconocido por su modelo de captura y engorda en maricultivo, con trazabilidad desde su origen en aguas oceánicas del Pacífico Mexicano. 

Nutrido 100% con sardina fresca y cosechado semanalmente tras una engorda de más de 18 meses, este ejemplar de 92 kilos, entero, fresco, eviscerado y sin agallas; garantizó una calidad excepcional. 

Guiados por la precisión del corte ancestral, los invitados se adentraron en un menú que celebró la nobleza del atún. El Chef Jorge Diez Martínez presentó un Tataki de akami con salsa ponzu, aceite de oliva virgen extra, jitomate riñón rallado, semillas de sésamo y cebollín, un inicio sutil y elegante que exaltó el producto en su estado más puro. Le siguió un Tartar de chutoro con leche de tigre mexa-thai, yema curada rallada y brotes de cilantro: una interpretación vibrante que cruzó fronteras culinarias con equilibrio y audacia.

La elegancia marina continuó con tostada de maíz azul con tartar sekami de atún, mayonesa de trufa y wasabi islandés; hand roll de akami con yuzu, nori tostado y serrano lactofermentado; de O-toro con vinagreta negra y furikake de serrano y chile de árbol; tostada shu toro/harashimo con hueva de lisa, mousse de aguacate y gel de habanero; y un taquito de rib eye con poro frito y miel de agave con mezcal que aportó un contrapunto cálido y terrestre a la frescura marina, todo creación de la chef Colibrí Jiménez. 

Cada bocado fue una muestra del respeto a la técnica y a los ingredientes que distinguen a los grandes cocineros.

El arte contemporáneo se sumó como complemento perfecto a esta narrativa multisensorial. Bajo la dirección de Memo Martínez, fundador de Casa MM, se realizó una subasta dinámica y emotiva de obras de Alejandro Gómez Oropeza, André-Jacques Bodin, Hilda Márquez, Rafael Corro y Sofía Berlanga. Un espacio donde la creatividad resonó con propósito: el 8% de lo recaudado fue donado a  la Fundación Libera México que apoya a mujeres y niños sobrevivientes de trata con fines de explotación sexual.

El carácter exclusivo y auténtico de la velada se vio fortalecido por aliados que comparten esta visión: Vaco Criadero y Dobel Tequila.

Ale Pliego, con más de 15 años revolucionando la industria del lujo en México, al frente de  su reconocida casa productora Happy World México, imprimió su sello inconfundible en cada detalle de la producción. Su sensibilidad estética y su vocación por la hospitalidad hicieron de esta noche una celebración de talento, unión y solidaridad. Porque este ronqueo no fue sólo una experiencia culinaria; fue un acto de apoyo directo para mujeres y niños sobrevivientes de trata con fines de explotación sexual, ofreciendo oportunidades para recuperar su historia y su libertad.

Una velada donde cada corte, cada sabor y cada obra de arte se convirtieron en un gesto de esperanza. Una experiencia que trasciende la memoria para convertirse en transformación.

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